Hola Marilyn, he pensado para escribirte en el almanaque que está en el taller. Ya sabes, no hay taller sin calendario de chicas.
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jueves, 3 de diciembre de 2009

Las actrices también lloran

Querida Marilyn

Hay días que me dan por reír pensando en el carrerón que fuiste elaborando y a la cima que alcanzaste desde la sima más profunda.

Mientras, yo en un taller y escribiendo cartas de noche a la mujer de los diamantes con un cuerpo completamente de oro, la que recibía millones de cartas enamoradas, lascivas, fascinadas, embobadas… Los regalos más caros y exóticos.

Una niña en la más absoluta indefensión, abandonada; una exiliada de hogar en hogar con desconocidos. El tío ese que te violó; llegar a otro destino y de nuevo la misma historia. Hablabas mucho y escribías demasiado, no sé si eras tú la que lo hacía o como todo, un carnaval propagandístico.

Te miro fijamente a ver si percibo que esas palabras salían de ti y no me lo creo todo. Enviabas respuestas a los que te hacían la cuna de platino, donde dejabas la marca del desnudo fácil, del sabor delicioso del sexo y de la libertad alcanzada mediante él. Pero… no me convence; no sé si la documentación es cierta o como todo, fue falseado; la simulación de Hollywood hombro con hombro con la CIA y ese ser sinuoso, el senador McCarthy… y…

Que saliste desnuda por 50 dólares, cuando aún te faltaban escalones para ascender a la torre del humo, sí.
Y que DiMaggio te echó un buen cabo, también… ¿Lo amabas? Es que me planteo si pudiste alguna vez amar, aunque no tu deseo de poder hacerlo, de encontrar el amor protector, inteligente, maduro… (Digo esto porque creo que el abuso al que fuiste sometida, te dejó clavada a la infancia. Sexualmente inmadura.)

¿Era tuya esta carta que dicen que alguien encontró en tu casa? :

Querido Joe:

Si consiguiese hacerte feliz, habría realizado lo más grande y difícil que existe; esto es, hacer una persona completamente dichosa.

Tu felicidad significa mi felicidad.


Oh, cómo me gustaría que pudieras contestarme, aunque fueran mentiras… porque escribir estas cosas de ti, solo, en mitad de una noche con lluvia, más sin saberlas, simplemente percibidas o imaginadas y no hablarlas juntos me hace sentir un murmurador, un entrometido.

Pero a cambio también escribiré de mí, no todo será real, ya sabes que cada cual filtra las emociones y los actos con su propio cedazo.

Hasta la próxima preciosa,
Manuel

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